Año impar, ¿año Spur?

Los San Antonio Spurs ganaron su último título de la NBA en 2007, año impar. Consiguieron también su primer anillo en año impar, en la temporada del lockout (1998-1999). Sus dos títulos posteriores cayeron en 2003 y 2005, años impares. A los Spurs se les dio por muertos tras el éxito de 2007, por ser "viejos" y no renovar el núcleo central de su equipo, formado por Tim Duncan, Manu Ginobili y Tony Parker. Sin embargo, este año vuelven a sembrar el pánico en la NBA, con un inicio de campaña espectacular, un nivel de juego que vuelve a recordar al de los años ganadores, una plantilla fuerte y compacta a nivel defensivo y, lo más importante de todo, estamos en temporada impar.

Esta pasada madrugada, los San Antonio Spurs agravaron aún más la crisis de Los Angeles Lakers, que empiezan a ver como su "pequeño bache", como dijo Pau Gasol, empieza a ser una gran grieta. Es todavía muy pronto y no hace falta decir que en diciembre ningún equipo de la NBA se va a hacer campeón, pero pese a todo, los Lakers necesitan empezar a reaccionar ya, porque este año parece ser que la lucha en el Oeste va a ser encarnizada hasta el final y, con los Spurs de vuelta, toda ventaja en forma de factor cancha a favor, es de agradecer.

Pero no hablemos de los Lakers, hoy hablaremos de los San Antonio Spurs, que reverdecen las sensaciones de temporadas pasadas en las que el equipo texano demostraba que tenía el anillo de campeón entre ceja y ceja. Los Spurs dieron ayer una nueva muestra de que son un equipo al que nadie puede dar por muerto, por muy veteranos que sean Duncan, Ginobili y Parker. Por mucho que digan que este Tim Duncan no es el jugador que ha hecho méritos para ser considerado de los mejores 4 de la historia (para mí lo es), por mucho que sus números no deslumbren como lo hicieran antaño, o su juego sea más lento y pausado si cabe que en temporadas anteriores. Tim Duncan sigue siendo el líder indiscutible de la franquicia de San Antonio, no necesita marcarse partidos memorables a base de actuaciones brillantes que le catapulten al Olimpo de las estrellas NBA, sencillamente porque hace tiempo que tiene residencia fija allí. Duncan ya supo delegar en el último título Spur, que tuvo como MVP a Tony Parker, pero que, la mayoría de expertos coinciden, es un premio que "regala" Tim Duncan, al convertirse en un jugador que no necesita de capitalizar el juego para ser peligroso y que precisamente, con muy poca estadística, es capaz de ser el principal problema para el equipo que está enfrente. No fue así en el partido de anoche, en el que estuvo más bien gris en la parcela ofensiva, no obstante, no necesitó ser un jugador tremendamente importante, es más, pasó bastante desapercibido como hemos dicho, con tan sólo 2 puntos, 4 rebotes y 1-7 en tiros de campo, también Ginobili en lo que la faceta ofensiva se refiere no tuvo su mejor actuación, aportando únicamente 9 puntos con un 3-12 en tiros de campo. A pesar de todo, los Spurs hicieron muchas otras cosas bien.

Sencillamente, los Spurs demostraron esta pasada madrugada lo que demuestran cada vez que se enfrentan a un gran equipo, son más peligrosos como colectivo, que por el hecho de que una de sus estrellas destaque. Ayer bastó con un gran partido en ataque de Tony Parker, que se fue a los 23 puntos ridiculizando a la defensa de los Lakers en todos y cada uno de los pick & roll que jugaron los Spurs. Parker supo aprovechar los desajustes que se producían en esta situación, para tirar a placer en numerosas ocasiones, para conseguir un 10 de 18 final en tiros de campo, con más suspensiones de media y larga distancia de lo que en él es habitual. Especialmente mal estuvo Pau Gasol defendiendo esta acción.

A la buena actuación de Parker, se le sumó un DeJuan Blair omnipresente en el partido de ayer, tanto por sus 17 puntos y sus numerosos rebotes ofensivos (hasta 6), como por su entrega habitual en defensa.

Precisamente en defensa es dónde empezó a destacar el recital Spur, sobre todo reanudado el partido tras el descanso. Ya en la primera parte no obstante, Ginobili y George Hill había conseguido sacar de sus casillas a Kobe Bryant, forzándole a perder balones y a tener una noche desastrosa en su porcentaje de tiro. Al inicio del tercer cuarto, los Spurs aumentaron la intensidad defensiva, ejerciendo todavía más presión sobre Bryant, con los dos contra uno efectuados casi a la perfección por, nuevamente, Ginobili y George Hill, y sumándose las ayudas de Tim Duncan o un Richard Jefferson muy atento a cortar las líneas de pase y que, sin conseguir ningún robo de balón, sí logró entorpecer la circulación de balón de los californianos, que acababan por finalizar las posesiones con tiros mal seleccionados.

Todo este trabajo realizado a la perfección por los Spurs, fue rematado con dos triples casi consecutivos de Gary Neal en la parte final del encuentro, confirmándose que es uno de los jugadores revelación de este primer trimestre de competición y pieza clave en la rotación de los Spurs.

Con todos estos argumentos los Spurs son serios candidatos a tener en cuenta para la lucha final del campeonato. Si mantienen su rendimiento defensivo mostrado ante Lakers y ante otros equipos en partidos anteriores, durante los siguientes encuentros en los que se medirán a Mavs, Thunder, Knicks y Celtics entre otros, seguirán sembrando el pánico en la Liga y demostrando que las sensaciones que transmiten estos Spurs con la solidez de su juego, son un hecho más que contrastado para no perderles de vista en la lucha final durante los Playoff. Su mayor virtud es que definen como pocos el concepto de "equipo", dónde el sacrificio y el altruismo para lograr el fin común de las victorias, supera con creces cualquier ego individual de los jugadores, no en vano hablamos de los Spurs, que ayer, como en tantas ocasiones y como ocurrió en la conquista de sus 4 títulos de campeón de la NBA, ganó de la mejor forma que conoce, jugando en EQUIPO.

Además, aunque sólo sea una coincidencia del destino y no preocupe seriamente a los rivales, los Spurs juegan con una ventaja que no afecta a ningún otro equipo de la NBA, esta temporada, es impar.

Eduardo Góngora