Llegó el gran día en Cleveland, el retorno del antiguo ídolo, del Rey, de "El Elegido", LeBron James. Mucha expectación ante la vuelta del número 23 de los Cavs, convertido ahora en el 6 de Miami Heat. Tan grande fue la expectación, tal era el ambiente de Playoff que se vivía en las gradas previo al partido, que todo quedó en un amago de encerrona para los de Florida.
Cleveland salió enchufado gracias al empuje del público, pero el asunto es que la concentración les duró escasos 6 minutos de partido, momento que aprovechó LeBron para cobrarse la venganza ante tanto insulto y abucheo por parte de su antiguo séquito. Lo de LeBron con Cleveland, es el más claro ejemplo de la relación amor-odio hacia un jugador que se ha vivido en mucho tiempo no sólo en la NBA, si no en el mundo del deporte en general. Cual Luis Figo de visita al Camp Nou, LeBron tuvo que soportar los constantes insultos antes, durante y después del partido.
Como he dicho, los Cavs tenían ganas de hacer algo grande, se les notaba, peleaban todos los balones y lanzaban contraataques directos a la yugular del equipo de Florida, pero pronto empezó a desvanecerse la brillantez y la vigorosidad en sus acciones, y los Heat supieron martillear desde el primer cuarto del partido a los de Ohio.
Con Wade inspirado, todo huele mejor en Miami, todos rinden más, en especial LeBron James, ya que las constantes penetraciones de Dwyane atraen los focos de atención de una defensa que se mostró endeble y desordenada ante los Heat. Con Wade rindiendo a su nivel, LeBron apareció en escena, sin importarle lo más mínimo el ambiente hostil durante el partido, firmó una grandísima actuación que acabaría en auténtica masacre a su ex-equipo.
James firmó unos números para enmarcar, 38 puntos, 5 rebotes, 8 asistencias, 1 robo, 1 tapón y todo ello con buenos porcentajes de tiro y sin cometer pérdidas de balón. Con semejante aportación, más 22 puntos, 9 rebotes y 9 asistencias de Wade y un James Jones enchufadísimo saliendo desde el banquillo, Cleveland no tuvo opciones, 118-90 para los de Florida. A Cleveland le mató lo que empezó haciendo bien esos 6 primeros minutos de encuentro, su perímetro. A mediados del tercer cuarto, los de Ohio habían cosechado únicamente 9 puntos en la pintura, viviendo casi exclusivamente del tiro exterior, de posesiones precipitadas y demasiados triples con intenciones de convertirse en puñaladas de una remontada heroica, que significaron la más absoluta claudicación ante unos Heat muy superiores en todo en el partido de ayer.
En definitiva, el espectáculo del regreso de James no defraudó en absoluto, ni su actuación, pero todo ello quedó muy por encima de lo ofrecido durante el partido, ya que Cleveland no se presentó a la gran batalla de Ohio, a la vendetta contra su antiguo Rey, convertido en el traidor moderno más grande de la NBA. Con esto no quiero culpar a LeBron, terminaba contrato y era libre de escoger el futuro que quisiera. Considero que lo más correcto hubiera sido quedarse en la franquicia que le vio nacer en la NBA, apostando por él desde el primer momento y viviendo buenos momentos posteriormente. Sin embargo, el caramelo ofrecido por Miami era demasiado goloso para un Rey que, siendo sinceros, tiene unas grandes cualidades para el baloncesto, sobre todo a nivel físico, pero que de momento, ha mirado siempre más por su imagen que por su reino.
Totalmente de acuerdo en vustras apreciaciones al respecto
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