miércoles, 15 de diciembre de 2010

Trabajo, confianza y oportunidades



He tenido la ocasión de ver el Lakers - Wizards de esta pasada madrugada y me ha sorprendido gratamente Shannon Brown. No vamos a descubrir ahora a este jugador, pero su evolución desde que está en el equipo californiano merece atención.


Shannon Brown llegó a los Lakers hace 2 temporadas, en la 2008-2009. Llegó de la mano de un traspaso en el que los angelinos se desprendían de Radmanovic y se hacían con los servicios de Adam Morrison y el citado, por entonces desconocido, Shannon Brown. Durante sus primeros años en la NBA, pasando por Cleveland, brevemente por Chicago y finalmente por Charlotte, dio muestras de unas cualidades físicas asombrosas, velocidad endiablada, capacidad de salto descomunal y desmesurada resistencia física. No obstante, no parecía un jugador capaz de ofrecer mucho más, de convertirse en una pieza importante para cualquier franquicia en el futuro. Su llegada a Lakers fue discreta, participó en pocos partidos jugando pocos minutos, dando nuevamente muestras de esa asombrosa capacidad atlética en determinados momentos.
Finalizada su primera campaña, empezamos a ver la evolución de Shannon. La pasada temporada, a su conocida capacidad para destrozar el aro rival con absoluta facilidad, le sumó una gran mejoría a sus facultades defensivas, mostrándose agresivo en las líneas de pase y un jugador difícil de superar en el uno contra uno.
Esta temporada, parece ser que el juego de Shannon Brown ha dado un paso más. Su tiro ha mejorado (y sigue mejorando) muy notablemente. En lo que llevamos de campaña para el equipo californiano, el joven escolta procedente de Michigan State, ha anotado más triples que en sus 4 primeras temporadas, habiendo anotado ya más de la mitad de los triples que anotó el curso anterior, con un buen porcentaje del 45.5% de acierto, además de un muy buen 91.7% de acierto en tiros libres. Todo esto se consigue con trabajo. Está claro que Shannon Brown ha utilizado con responsabilidad los descansos veraniegos entre final e inicio de campaña, por lo menos desde que forma parte de la franquicia angelina. Su juego ha mejorado ostensiblemente y es un jugador importante en la rotación, ya lo fue el año pasado y ahora lo es todavía más, sobre todo en partidos como el de esta pasada madrugada, dónde los suplentes tienen que demostrar sus cualidades ya que son encuentros en los que gozan de minutos de sobra para exhibirse.
El fruto del trabajo, del trabajo bien hecho, es la confianza. Cuando tienes confianza, sabes que si tienes oportunidad de realizar un tiro abierto, lo vas a anotar. Cuando tienes confianza, no importa haber fallado los dos primeros tiros, porque sabes que vas a aprovechar la siguiente oportunidad. Cuando al trabajo se le suma la confianza, aparece el tercer elemento clave del que quiero hablar hoy en esta entrada, aparecen las oportunidades.

En muchas ocasiones, se habla de si los jugadores tienen o no oportunidades suficientes para demostrar su valía. Hay entrenadores más propensos a dar oportunidades a jugadores jóvenes o poco habituales en la rotación, o entrenadores que incluso en situaciones de partido dónde no peligra en exceso el resultado final, deja a los jugadores menos habituales arreglar algún despropósito que han generado en un lapsus de juego las estrellas de turno, como hace el propio Phil Jackson en algunas ocasiones, a modo de mensaje a sus jugadores. Sin embargo, estas oportunidades, no son únicamente cosa del entrenador, hay que ganárselas, como ha hecho Shannon Brown.
Por desgracia, en el otro lado están los entrenadores a los que la palabra rookie, o los jugadores con poca experiencia, les provocan cierta alergia. Caso claro es el de Mike Brown o, el que me parece más claro últimamente, Nate McMillan. De McMillan diría que en general, no saca ni la mitad del jugo que se le puede sacar a la plantilla de los Blazers, bien es cierto que Brandon Roy, su jugador franquicia, está físicamente muy tocado, me temo que sea otro caso de estrella incapaz de regresar a su nivel por culpa de las lesiones. Ojalá me equivoque, Brandon Roy, físicamente bien, es una de mis debilidades. Pero otros jugadores, como Lamarcus, Andre Miller, Camby, Wesley Matthews, Nicolas Batum, o el propio Rudy, son jugadores que, junto a Roy y Lamarcus Aldridge, deberían rendir mucho más, convirtiéndose en complementos más que válidos para sus 2 jugadores referente.
Pero no es de esto sobre lo que quiero hablar en el caso de Nate McMillan, de lo que quiero hablar, es de su último jugador desperdiciado, que por lo menos ha tenido la suerte de salir ya del equipo de Oregon, Jerryd Bayless. El joven base, procedente de Arizona, es cierto que no apunta maneras de convertirse en una súper estrella NBA, al estilo de Chris Paul, Deron Williams, o Rajon Rondo, pero es un jugador más que interesante para ocupar el puesto de base titular de muchos equipos. Jerryd Bayless ha sido doblemente traspasado esta temporada, de los Blazers a los Hornets y posteriormente, de los Hornets a los Raptors, dónde en estos momentos es titular debido a la baja por lesión de Calderón. Jerryd Bayless está cumpliendo de sobras en Toronto, donde se le ha dado la oportunidad de demostrar su valía. Como base titular, esta pasada madrugada, por poner un ejemplo reciente y, ni mucho menos de su mejor partido desde que está en Toronto, ha aportado unos números de 17 puntos, 3 rebotes y 9 asistencias, que sin embargo no han sido suficientes para evitar caer derrotados antes los Bobcats de Charlotte. Si fueron suficientes los números del partido que disputaron anteriormente, contra Detroit, en el que firmó 31 puntos, 5 rebotes y 7 asistencias.

Lo dicho, las oportunidades, en su mayoría, se consiguen con trabajo y posteriormente, confianza. Desafortunadamente, hay entrenadores que creen poco en estos valores, o por lo menos, no saben apreciar su presencia.

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