lunes, 21 de febrero de 2011

Un All-Star a la vieja usanza



El fin de semana de las estrellas, la edición número 60 del All-Star Weekend de la NBA, no ha decepcionado en absoluto, gracias sobre todo al "broche de oro" que supuso el evento principal del fin de semana, el All-Star Game, que no defraudó lo más mínimo y recordó por su intensidad a All-Star’s propios de épocas pasadas, donde el evento no era únicamente un partido descontrolado en el que el caos y los mates imposibles se sucedían uno tras otro, llegando a cansar y aburrir al espectador por la falta de competitividad del encuentro. Este All-Star, afortunadamente, se ha jugado a la vieja usanza.




La fiesta por excelencia del baloncesto NBA, el All-Star, arrancó con dos eventos de lo más light, como viene haciendo desde hace ya unos cuantos años. Los eventos de la madrugada del viernes, fueron el Celebrity Game y el encuentro entre Rookies y Sophomores, que por segundo año consecutivo, se llevaron los novatos. Las nuevas generaciones de la NBA vienen pisando fuerte.
Del Celebrity Game, obviamente lo más destacable fue el buen ambiente que rodea al partido, muchos niños en las gradas, famosos y ex-jugadores míticos como Scottie Pippen o Jalen Rose. Más que destacable el gran estado de forma en el que se encuentra Scottie Pippen a pesar del paso de los años, a diferencia de Jalen Rose, cuya figura no es precisamente la misma que le acompañó a lo largo de su carrera NBA.
El partido que enfrentaba a los jugadores más jóvenes de la NBA entre sí, fue una antesala del concurso de mates de la madrugada del sábado. Un partido de ida y vuelta, sin defensas que deslucieran la extraordinaria capacidad atlética de los jóvenes talentos de la Liga a la hora de prodigarse en espectaculares mates que sin duda hicieron las delicias de los aficionados más jóvenes al deporte de la canasta, y que a su vez aborrece tanto a los que estamos acostumbrados a devorar horas y horas de baloncesto de calidad, que preferimos la intensidad de los partidos serios, o los grandes duelos entre estrellas del pasado, cuyo carisma está lejos de ser alcanzado por las nuevas generaciones de jugadores que, no obstante, no están en absoluto carentes de talento.

Los eventos del sábado siguieron la tónica del entretenimiento puro y duro propio del evento, pero a diferencia de pasadas ediciones, lucieron algo más.
El concurso de tiro, el Shooting Stars, se lo adjudicó el equipo de Atlanta Hawks, formado por el pívot Al Horford, el ex-jugador Steve Smith y la jugadora de la WNBA de los Atlanta Dream, Coco Miller.
El concurso de habilidades fue para Stephen Curry, que ganó en la final a Russell Westbrook. Destacar la inesperada y cómica eliminación en primera ronda de Chris Paul, que falló la bandeja inicial, hecho que le dejó fuera de tiempo para el resto del recorrido. Momento divertido del concurso, sin duda.
El concurso de triples coronó a James Jones como uno de los grandes triplistas de la NBA, pero personalmente, si uno ve cualquier concurso de tiro en el que participe Ray Allen, es más que evidente que el actual jugador de los Celtics es el mejor tirador de la NBA. El que tenga dudas que observe la perfección de su mecánica de tiro, de las más elegantes de la historia del baloncesto, a la par que muy efectiva.
El evento más esperado del sábado y del fin de semana, juntamente con el All-Star Game, era el concurso de mates, donde se esperaba ver a Blake Griffin en todo su esplendor. Así fue, sus mates fueron espectaculares, aunque para mí no claramente mejores que los de DeRozan, que quizás mereció, por lo menos, competir en la final contra Griffin. El concurso fue de los mejores de los últimos años, con una gran primera ronda, donde todos los participantes ofrecieron un gran espectáculo. El mejor mate de la noche, para mí, fue el de las dos canastas de JaVale McGee, original y nunca visto anteriormente en un All-Star. De todos modos, la puesta en escena, algo importantísimo en este evento, es esencial, y ahí es donde el rookie Blake Griffin no tuvo rival. Griffin, para acabar su participación en el concurso, decidió saltar por encima de un coche, desde que recibiría la asistencia de su compañero de equipo Baron Davis, para machacar con violencia el aro rival, mientras un coro gospel cantaba en media pista la canción de “I believe I can fly”... Sin palabras.

Vamos por fin al evento que de verdad marca la calidad de un fin de semana de las estrellas, el All-Star Game, el “partido de los mayores”. Como he comentado antes, este partido me ha recordado a los de los viejos tiempos, tiene todos los ingredientes para ser recordado como un gran All-Star, y para tener ese sabor añejo que he mencionado: competitividad, una dosis justa de defensa, espectáculo, marcador abultado, jugadas brillantes, pequeños piques entre jugadores y, por último, un MVP que si ya era una leyenda viva del baloncesto, con su último MVP del All-Star, sigue agrandando el historial de éxitos y records personales, Kobe Bryant, conquista su cuarto título como MVP del All-Star Game, igualando a Bob Pettit como jugador con más MVP's en este evento.  Kobe fue el protagonista de un partido en el que la Conferencia Oeste acabó imponiéndose al conjunto de la Conferencia Este, con un marcador de 148-143.
Fue precisamente el inicio de partido de Kobe el que marcaría el carácter que iba a tener el All-Star Game, sus primeras defensas sobre Wade, dejaban claro al equipo de la Conferencia Este, que este año no iba a jugarse una “pachanga” entre amigos, Kobe robó a Wade 3 balones en el primer cuarto, dejando en fuera de juego al bueno de Dwyane para el resto del partido, del que desgraciadamente se retiró antes de terminar por un esguince de tobillo. Tal y como estaba jugando Kobe, que terminó el partido con 37 puntos, 14 rebotes, 3 asistencias y 3 robos de balón, todo hacía creer que el Este no iba a tener ninguna opción, Kobe estaba dominando el partido y protagonizó las jugadas más espectaculares de la noche, con canastas en el poste, tras rebote ofensivo, mates a aro pasado y el “broche de oro”, el póster a LeBron James, con posterior palmada de Kobe al trasero de LeBron, remarcándole lo espectacular que había sido la acción, precedida por una mirada retadora de Kobe al jugador de los Heat, animándole a probar que taponara su mate. Al acierto de Kobe se le sumaban el resto de jugadores de la Conferencia Oeste, con el instinto asesino de Kevin Durant, que fue clave al final del partido, la seriedad con la que Pau Gasol se tomó el encuentro (su actuación puede haberle dado mucha confianza antes sus últimos partidos donde ha demostrado demasiada inconsistencia), la visión colectiva de Chris Paul, y las aportaciones del banquillo en momentos concretos. El equipo del Oeste, dominaba en el marcador, llegando a obtener ventajas de hasta 17 puntos, la ventaja más amplia a lo largo del partido, pero como no podía ser de otra forma en un gran All-Star, el choque no se decidió hasta los últimos instantes, porque un jugador de la Conferencia Este, estaba dispuesto a aguarle la fiesta a Kobe delante de su público, como hiciera ya las dos últimas Navidades, LeBron James.
La actuación de James en el partido de las estrellas, es simplemente colosal. De haber ganado el Este, no hubiera habido ninguna duda de quien debiera haber sido el MVP, ya que LeBron firmó un partido extraordinario, logrando un triple-doble con 29 puntos, 12 rebotes y 10 asistencias. Amar’e Stoudemire también acabó con 29 puntos, pero su incidencia en el partido fue bastante menor. LeBron protagonizó el intento de remontada del equipo del Este, en más de una ocasión, él mismo, tras capturar un rebote ofensivo, salió disparado como una bala hacia la canasta de la Conferencia Oeste con clara intención de conseguir anotar o forzar una falta que le llevara a la línea de tiros libres. LeBron empezaba a inculcar el miedo en el equipo del Oeste, anotando, capturando rebotes y generando juego para sus compañeros de equipo. Fue una actuación casi perfecta, ya que el intento de motín a la fiesta de Kobe, no acabó siendo tal y la remontada de LeBron James murió antes de llegar a la orilla, en parte gracias al gran partido jugado por Kobe durante los tres primeros cuartos, a la efectividad de su compañero Pau Gasol y a un Kevin Durant que anotó los puntos decisivos de final de partido, cuando el equipo de la Conferencia Este se había situado a tan solo una posesión de darle la vuelta al marcador al encuentro, alzándose así con la victoria, que como he dicho antes, acabó siendo para el equipo de la Conferencia Oeste. Kevin Durant, se consagró entre las estrellas de la Liga, dando síntomas claros de que puede ser el futuro MVP del All-Star cuando él quiera.

En definitiva, un partido que ya es historia de los All-Star de la NBA, que desde hace unos años habían perdido parte del atractivo que caracterizaba a dicho evento, ya que la competitividad había quedado atrás para dar paso a un partido de jugadas imposibles, acrobacias diversas y mucho “show-time” barato, que desluce si no tiene el trasfondo competitivo de dos equipos que no quieren perder. Afortunadamente este All-Star recordó al de tiempos pasados y no a la “pasarela de mates” de las últimas ediciones.



Eduardo Góngora

2 comentarios:

  1. El concurso de mates me da la sensación de que ya tenia ganador antes de que empezara. Griffin es la gran esperanza de la nueva generación de rookies y eso pesa. Griffin es el nuevo icono que la NBA quiere. Para mi McGee es el que debia haber ganado.
    En cuanto al partido, pues si, mucho mejor que otros años sin duda, aunque no coincido con el optimismo sobre Kobe, muy chupon. Ayer Ama´re: "No pasó el balón en todo el partido, pero bueno eso es lo que en realidad es Kobe", algo exagerado, pero con un poso de razón.

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  2. Estoy bastante de acuerdo, en el partido de las estrellas tuvo bastante nivel y se lo tomaron todos muy en serio, como debe ser.

    El concurso de mates, estaba visto que Griffin tenía que ganar, aunque no debió pasar a la final.

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